miércoles, 10 de abril de 2013

HUIDOBRO

                                                           VICENTE HUIDOBRO
                                                                     CHILE
                                                                   1893-1948


ELLA

Ella daba dos pasos hacia delante
daba dos pasos hacia atrás
el primer paso decía buenos días señor
el segundo paso decía buenos días señora
y los otros decían como está la familia
hoy es un día hermoso como una paloma en el cielo.


Ella llevaba una camisa ardiente
ella tenía ojos de adormecedora de mares
ella había escondido un sueño en un armario oscuro
ella había encontrado un muerto en medio de su cabeza.


Cuando ella llegaba dejaba una parte más hermosa muy lejos
cuando ella se iba algo se formaba en el horizonte para esperarla.


Sus miradas estaban heridas y sangraban sobre la colina
tenía los senos abiertos y cantaba las tinieblas de su edad
Era hermosa como un cielo bajo una paloma.


Tenía una boca de acero
y una bandera mortal dibujada entre los labios
reía como el mar que siente carbones en su vientre
como el mar cuando la luna se mira ahogarse
como el mar que ha mordido todas las playas
El mar que desborda y cae en el vacío en los tiempos de abundancia
cuando las estrellas arrullan sobre nuestras cabezas
antes que el viento norte abra sus ojos
Era hermosa en sus horizontes de huesos
con su camisa ardiente y sus miradas de árbol fatigado
como el cielo a caballo sobre las palomas.




FATIGA

Marcho día y noche
como un parque desolado.
Marcho día y noche entre esfinges  caídas de mis ojos;
Miro el cielo y su hierba que aprende a cantar;
Miro el campo herido a grandes gritos,
y el sol en medio del viento.


Acaricio mi sombrero lleno de luz especial;
paso la mano sobre el lomo del viento;
los vientos, que pasan como las semanas;
los vientos y las luces con gestos de fruta y sed de sangre;
las luces, que pasan como los meses;
cuando la noche se apoya sobre las casas,
y el perfume de los claveles gira en torno de su eje.


Tomo asiento, como el canto de los pájaros;
es la fatiga lejana y la neblina;
caigo como el viento sobre la luz.


Caigo sobre mi alma.
He ahí el pájaro de los milagros;
he ahí los tatuajes de mi castillo;
he ahí mis plumas sobre el mar, que grita adiós.


Caigo de mi alma.
Y me rompo en pedazos de alma sobre el invierno;
caigo del viento sobre la luz;
caigo de la paloma sobre el viento.


                                                                                                      Vicente Huidobro








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