lunes, 30 de septiembre de 2013
BINGHAM
GEORGE CALEB BINGHAM
ESTADOS UNIDOS
1811-1879
Pescadores en el Missouri
1846
Los pastores
1850
Country Politician
1849
Violinista
1846
MUJICA
HUGO MUJICA
ARGENTINA
1942
Aria
Es noche, es frío
y en lo lejano
el canto de una mujer
parece acunar la vida.
La voz, no el silencio,
es la desnudez de las palabras
En plena noche
También en plena noche
la nieve
se derrite blanca
y la lluvia
cae
sin perder su transparencia.
Es ella, la noche,
la que nos libra de los reflejos,
la que nos expande
las pupilas.
Lo que busca con su bastón
el ciego es la luz, no el camino.
Entre latidos
En las dunas
todo es silencio,
salvo el soplo
del viento
que lentamente las forma
y lentamente las deshace.
En su cama de hospital
un moribundo escucha como
uno a uno van callando
sus latidos.
Todo es silencio y entre latido
y latido
se cumple el azar o la esperanza:
lo que al final vence,
sin dejar vencidos.
Lo imposible
Llueve sobre el silencio
de un plato vacío,
llueve
y se desborda lluvia.
Hay que derramarse hasta
lo imposible de uno mismo:
la herida sin decirse sangre,
el alma sin saberse alma.
Hugo Mujica
Argentina
domingo, 29 de septiembre de 2013
JUARROZ
ROBERTO JUARROZ
ARGENTINA
1925-1995
Detener la palabra
Detener la palabra
un segundo antes del labio,
un segundo antes de la voracidad compartida,
un segundo antes del corazón del otro,
para que haya por lo menos un pájaro
que puede prescindir de todo nido.
El destino es de aire.
Las brújulas señalan uno solo de sus hilos,
pero la ausencia necesita otros
para que las cosas sean
su destino de aire.
La palabra es el único pájaro
que puede ser igual a su ausencia.
El corazón empieza bajo tierra
El corazón empieza bajo tierra,
pero acaba en tus labios y en los míos.
La muerte entonces duda en las cornisas
y una convalecencia de ojos largos
desprende las arrugas del temblor.
No hay que negar que eso nos salva,
pero entre tantas cosas tan perdidas
no es posible aceptar la salvación.
Y las manos, sin darse cuenta aprenden
el gesto incorregible
de volver a enterrar el corazón.
El silencio que queda entre dos palabras
El silencio que queda entre dos palabras
no es el mismo silencio que envuelve una cabeza cuando cae,
ni tampoco el que estampa la presencia del árbol
cuando se apaga el incendio vespertino del viento.
Así como cada voz tiene un timbre y una altura,
cada silencio tiene un registro y una profundidad.
El silencio de un hombre es distinto del silencio de otro,
y no es lo mismo callar un nombre que callar otro nombre.
Existe un alfabeto del silencio,
pero no nos han enseñado a deletrearlo.
Sin embargo, la lectura del silencio es la única durable,
tal vez más que el lector.
Roberto Juarroz
Argentina
sábado, 28 de septiembre de 2013
POEMAS DE GISELLE LEÓN
Tú
Tú,
sombra más misteriosa
que la raíz oscura
de los árboles.
Del aire escondida
lucero recóndito.
Tú,
música tejida
por el arpa de las constelaciones.
Música espigada
al borde los precipicios azules.
Nacida para el hombre
y su lenguaje.
No gaviota blanquísima
sobre un mar sin navíos.
Ni hermosa flor erguida
sobre la llaga de un desierto.
De La mujer y la ventana
Alma de ceniza
He llamado, he llamado.
Nadie pasa.
Están solos los pájaros
y el viento.
Mi risa se ha enojado
con el mundo.
Los guardianes del infierno
han roto mi voz.
Sólo el viento.
Olor a membrillos
Dormía.
Un suave quejido
de membrillos
y el agua
sigilosa
royendo
la piedra.
Ya desprendida
del tiempo
derivo
hacia
un paisaje
que cambia
con la
pena.
Giselle León
Argentina
LA INVITADA: GISELLE LEÓN. POETA
Giselle nace en Tucumán, Argentina en 1969.
Es profesora de francés, Licenciada en Psicología.
Publicaciones:
Antología de Escritores Noveles de Tucumán 1992
Las semillas y el viento (poemario) 1993
Castillos de palabras (poemario) 1994
Canto al agua (poemario) 1999
Sherezade (poemario) 2000
Libro de poemas Mareas 2007
La mujer y la ventana (poemario) 2008.
En el año 2000 obtuvo el primer lugar en el Certamen Nacional de Poesía Ecos (Argentina)
HERNÁNDEZ
MIGUEL HERNÁNDEZ
ESPAÑA
1910-1942
Mis ojos, sin tus ojos, no son ojos...
Mis ojos, sin tus ojos, no son ojos,
que son dos hormigueros solitarios,
y son mis manos sin las tuyas varios
intratables espinos a manojos...
No me encuentro mis labios sin tus rojos,
que me llenan de dulces campanarios,
sin ti mis pensamientos son calvarios
criando nardos y agostando hinojos.
No sé qué es de mi oreja sin tu acento,
ni hacia qué polo yerro sin tu estrella,
y mi voz sin tu trato se afemina.
Los olores persigo de tu viento
y la olvidada imagen de tu huella,
que en ti principia, amor, y en mí termina.
En el fondo del hombre...
En el fondo del hombre
agua removida.
En el agua más clara
quiero ver la vida.
En el fondo del hombre
agua removida.
En el agua más clara
sombra sin salida.
En el fondo del hombre
agua removida.
Tristes guerras
Tristes guerras
si no es amor la empresa.
Tristes, tristes.
Tristes armas
si no son las palabras.
Tristes, tristes.
Tristes hombres
si no mueren de amores.
Tristes, tristes.
Canción última.
Pintada, no vacía:
pintada está mi casa
del color de las grandes pasiones
y desgracias.
Regresará del llanto
a donde fue llevada
con su desierta mesa,
con su ruinosa cama.
Florecerán los besos
sobre las almohadas
y en torno de los cuerpos
elevará la sábana
su intensa enredadera
nocturna, perfumada.
El odio se amortigua
detrás de la ventana.
Será la guerra suave.
Dejadme la esperanza.
Miguel Hernandez
España
lunes, 23 de septiembre de 2013
MUTIS
ALVARO MUTIS
COLOMBIA
1923-2013
Un bel morir...
De pie en una barca detenida en medio del río
cuyas aguas pasan en lento remolino
de lodos y raíces,
el misionero bendice la familia del cacique.
Los frutos, las joyas de cristal, los animales, la selva
reciben los breves signos de la bienaventuranza.
Cuando descienda la mano
habré muerto en mi alcoba
cuyas ventanas vibran al paso del tranvía
y el lechero acudirá en vano por sus botellas vacías.
Para entonces quedará bien poco de nuestra historia,
algunos retratos en desorden,
unas cartas guardadas no sé donde,
lo dicho aquel día al desnudarte en el campo.
Todo irá desvaneciéndose en el olvido
y el grito de un mono,
el manar blancuzco de la savia
por la herida corteza del caucho
el chapoteo de las aguas contra la quilla en viaje,
serán asunto más memorable que nuestros largos abrazos.
Cada poema
Cada poema un pájaro que huye
del sitio señalado por la plaga.
Cada poema un traje de la muerte
por las calles y plazas inundadas
en la cera letal de los vencidos.
Cada poema un paso hacía la muerte,
una falsa moneda de rescate,
un tiro al blanco en medio de la noche
horadando los puentes sobre el río,
cuyas dormidas aguas viajan
de la vieja ciudad hacía los campos
donde el día prepara sus hogueras.
Cada poema un tacto yerto
del que yace en las losas de las clínicas,
un ávido anzuelo que recorre
el limo blando de las sepulturas.
Cada poema un lento naufragio del deseo
un crujir de los mástiles y jarcias
que sostienen el peso de la vida.
Cada poema un estruendo de lienzos que derrumban
sobre el rugir helado de las aguas
el albo aparejo del velamen.
Cada poema invadiendo y desgarrando
la amarga telaraña del hastío.
Cada poema nace de un ciego centinela
que grita al hondo hueco de la noche
el santo y seña de su desventura.
Agua de sueño, fuente de ceniza,
piedra porosa de los mataderos,
madera en sombra de las siemprevivas,
metal que dobla por los condenados,
aceite funeral de doble filo,
cotidiano sudario del poeta,
cada poema esparce sobre el mundo
el agrío cereal de la agonía.
Amén
Que ta acoja la muerte
con todos tus sueños intactos.
Al retorno de una furiosa adolescencia,
al comienzo de las vacaciones que nunca te dieron
te distinguirá la muerte con su primer aviso.
Te abrirá los ojos a sus grandes aguas,
te iniciará en su constante brisa de otro mundo.
La muerte se confundirá con tus sueños
y en ellos reconocerá los signos
que antaño fuera dejando,
como un cazador que a su regreso
reconoce sus marcas en la brecha.
Alvaro Mutis
sábado, 7 de septiembre de 2013
POEMAS DE SEBASTIÁN MARTINEZ
Notas del azul... silencio
La tierra cae en los abismos del hombre
y un ligero eco de luces
rasga la sal de mis ojos
La mañana traga el mármol
Una y otra vez
los huesos abandonan su hogar
Ubus y Babaouos
Ubus y Babaous entona la noche
decires de sombras que repite el búho
Y el niño duerme
son sus canciones de cuna
Matiné
Larga la escalera que conversa con mis pasos
Inmediata la hora en que su rostro se deforma
Quien está sentado a la ventana
la persiana cierra
A mi abandono
el recuerdo es un coro de carcajadas
Sebastián Martinez
Bogotá
EL INVITADO: SEBASTIÁN MARTINEZ. POETA
Bogotá, Colombia, 1987.
Sebastián realizó la carrera de Estudios Literarios en la Universidad Autónoma de Colombia.
Es fundador y coordinador de la Revista Oral .
Ha participado en:
XXX Encuentro Internacional de Escritores de Chiquinquirá
Las Jornadas Universitarias Internacionales de Poesía en Bogotá (Nuevas voces de la Poesía colombiana) en la Casa de Poesía Silva
Festival Internacional de Poesía de Bogotá (en dos ocasiones)
Premios:
Ganador del Concurso de Poesía Casa de Poesía Silva "La poesía de los Objetos" (2012)
Primer lugar en la Convocatoria para Nuevas voces para la poesía colombiana del 21 Festival Internacional de Poesía de Bogotá (2013).
Sus poemas han sido publicados en Lecturas de EL TIEMPO, revista de poesía Ulrika y en diversos portales de la red.
En la actualidad trabaja como investigador literario.
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