domingo, 29 de diciembre de 2013

POETAS INVITADOS XIV. POETAS DE ESPAÑA


Mi padre

Recuerdo de mi infancia tan latente
de aquel hombre sencillo y trabajado,
¡Aquel hombre, "mi padre"... fiel, honrado,
que sembraba los surcos de simiente!

Fue todo corazón, hombre valiente,
justo, cabal, sereno, reservado,
en sus manos la huella del arado
y arrugas cinceladas en su frente.

Hoy recuerdo el azul de su mirada
y el pleamar de sus cabellos canos
rozando mi mejilla en beso tierno.

Y expirando la savia en su almohada
se vistieron de luto entre sus manos
las flores ya marchitas del invierno.

De Roca y yerbabuena

Rosario Bersabé Montes
Tarragona


El galgo de Cervantes

Un famélico galgo está sobre su tumba:

Soy un famélico galgo que paso ahora mis abrumadoras horas sobre la fría tierra de tu tumba.
Los vecinos me ven y se admiran, y como siempre fui un can sigiloso, como ausente,
consideran que soy fiel porque tuve el mejor amo.
Pero a diferencia de estas pobres gentes, de este apartado y abrupto lugar manchego,  sé porque hubo tanta cohesión entre nosotros: y es que construíamos un país: andándolo, pensándolo, imaginándolo...
Yo no te soy fiel a ti, soy fiel a aquel sueño de nación noble y predominante...
Tú, viejo, eras por los recios vientos de la meseta un retorcido alcornoque.
Tu amigo era, como su asno, terco y fuerte.
Tu cabalgadura, nervuda, pisaba con el trote elegante de una gacela como si tu fueses un Cid ofendido hacia el destierro, viendo caer la vergüenza sobre él, sobre ti.
Y yo, tu pequeña sombra, la fiel bestia que buscaba el cobijo de las plantas de tus pies.
En cuanto surgíamos recortados en el horizonte, el graznido de los cuervos parecían precedernos como clarines y trompas.
Y el sonido quejumbroso y oxidado de tu armadura y de los arreos del caballo eran una extraña música de dulzaina, chirriante, estridente, que los demás seguíamos.
Todos contigo nos plantábamos como figuras tristes de un país que yacía muerto sin haber cambiado la piel ni el olor, un país de viudas y mancos.
Parecíamos una pequeña caravana de clérigos rurales en busca del bullicioso vicio de la ciudad y sus hermosas mujeres.
Ahora evoco, entristecido, aquello vivido y soñado, aquí, sobre tu tumba, como si hubieras sido un gran César, como si hubiéramos cambiado la Historia con nuestros quebrantos, como si hubiéramos hecho algo grande y hermoso que sólo las edades venideras acabarán por reconocer.

Carlos Pereira
Santiago de Compostela


De la luna

Era de tu cuerpo blanco mi poesía de arena
de tus largas piernas mi reflejo oscuro
de tu mirada lenta un verso de cianuro
y de tu espalda oculta la mar serena.

De tu luminosa espada mi cuello al frente
y de tu brillo marinero mi nado diferente
de tus labios tersos la sal yodada
y de mi catre amplio tu piel de escamas.

Con tu ancho rostro me tapo niña
y con la noche turbia me hago ovillo
¿cuán gatos vendrán a verme?
¿qué estrella duerme conmigo?

Ay luna seamos amantes
yo si quieres naceré caracola
tú muéstrate sobre las olas
déjame a mi ser navegante.

Salvador Román
Málaga


Cansancio

Cansada de vivir en lucha
me rindo sin pestañear.
Aquí estoy
desnuda de armadura
presto el corazón a tu entrada
guadaña amada.
¡Hiéreme en lo profundo!
¡Corta mi fluir, no tengo más
ríos
ni más orillas que navegar!
Anda desarbolada mi nave,
mi timón quebrado,
no hay más remos  para bogar
en mi alma.
Déjame ir al fondo
donde el nenúfar acomoda su
raíz
deja que me aprisione, quiero
dormir
llenar de burbujas mis pulmones
nadando hacia la luz de la nada
para dejar de pensarme
definitivamente.

Mabel Escribano Usero
Barcelona


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