jueves, 5 de diciembre de 2013

POEMAS DE MARTHA CECILIA ORTIZ QUIJANO


Abuela Tina

                                                                                 A Robertina Rodriguez

Mi abuela es palmera,
su espalda marimba de chonta
tocada por el sol.
Mi abuela es negra
como las noches sin luna
su cabello en cambio es nieve rebosada
y en su sonrisa de alondra viajera
se alojan todas las estrellas.

Mi abuela lleva la primavera
en su vestido,
menea su cuerpo altivo
impulsada por olas del mar.

La casa de mi abuela de madera y azotea
de corredores amplios y veraneras
y una escalera que lleva a un cielo desconocido.

La casa de mi abuela con carbón siempre tibio
y comida fresca,
los ecos de mi infancia
aún conservan la risa de traviesa
en un cofre olvidado de esta casa vieja.

Mi abuela se marcha sin avisarme
el penúltimo día de Febrero
con la frente en alto y el deber cumplido;
se marcha mi abuela subida en su canoa
y se va alejando por un camino largo....
estero de manglar

Los cangrejos miran su paso y le dicen adiós
ella rema con su canalete
y la vista fija hacia delante
para no ser estatua de sal.


Nocturno

La muerte
cruza
el umbral de mi habitación
se desliza entre mis sábanas
me mira fijamente a los ojos
dándome las buenas noches
antes de irse a dormir

De Lecturas Solidarias
Escritores por Ciudad Juárez
2012


Noche primigenia

                                                   "Yo nací un día que Dios estuvo enfermo, grave"
                                                                                              Cesar Vallejo

La noche en que nací
una tormenta era mi casa,
los rayos
iluminaron el vientre de mi madre
de enjambre, alma y corazón,
la luz se hizo vida.

Esa noche, la primera de Mayo
se hizo cántaro de fuego,
las manos sabias de una partera
me trajeron al mundo.

La noche en que nací
a mi madre, un dolor de recién parida
le alegró el alma,
una bocanada de aire se hizo canto,
una niñita con rostro luna y ojos gitanos
bebiendo de su pecho
le hacen creer de nuevo en los milagros.

Esa noche en madrugada, en la hora justa
a la una menos cinco,
un oleaje de mar
inundó la casa,
unas tijeras de modista, separaron mi cuerpo del suyo,
fui poesía junto a su regazo,
esa noche,
unidas por el amor.

La noche en que nací
mi madre le puso cerrojo a su templo
desde esa noche, útero de cal y cemento.

De El rayo que no cesa
2013

Martha Cecilia Ortiz Quijano
Cali


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