lunes, 7 de octubre de 2013

CISNEROS


                                                     ANTONIO CISNEROS
                                                                  PERÚ
                                                              1942-2012


Y de Dios ¿qué más puedo decir?

Y de Dios
¿qué más puedo decir que Él no lo sepa?
Casta soy
pero no hasta el delirio.
Me preocupé (como muchos)
por los pobres del reino.
Y veo (como todos)
el paso de la nave de los muertos.
Y temo. Y bebo valeriana.
Recíbeme con calma, mi Señor.

De "Monólogos de la casta Susana y otros poemas"
1986


Oración

Qué duro es, Padre mio, escribir del lado de los vientos,
tan presto como estoy a maldecir y ronco por el canto.
Cómo hablar del amor, de las colinas blandas de tu Reino,
si habito como un gato en una estaca rodeado por las aguas.
Cómo decirle pelo al pelo,
                     diente al diente,
                      rabo al rabo,
                                        y no nombrar la rata.




Una muchacha católica toca la flauta:

Tercer movimiento (Affettuosso)

Para hacer el amor
debe evitarse un sol muy fuerte sobre los ojos de la muchacha,
tampoco es buena la sombra si el lomo del amante se achicharra
para hacer el amor.
Los pastos húmedos son mejores que los pastos amarillos
pero la arena gruesa es mejor todavía.
Ni junto a las colinas porque el suelo es rocoso ni cerca de las aguas.
Poco reino es la cama para este buen amor.
Limpios los cuerpos han de ser como una gran pradera:
que ningún valle o monte quede oculto y los amantes
podrán holgarse en todos sus caminos.
La oscuridad no guarda el buen amor.
El cielo debe ser azul y amable, limpio y redondo como un techo
y entonces
la muchacha no verá el dedo de Dios.
Los cuerpos discretos pero nunca en reposo,
los pulmones abiertos,
las frases cortas.
Es difícil hacer el amor pero se aprende.

De "Agua que no has de beber"
1966





                     








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