martes, 1 de octubre de 2013

AJMATOVA


                                                             ANNA AJMATOVA
                                                                      RUSIA
                                                                   1889-1966

Cuando escuches el trueno me recordarás

Cuando escuches el trueno me recordarás
y tal vez pienses que amaba la tormenta...
El rayado del cielo se verá fuertemente carmesí
y el corazón, como entonces, estará en el fuego.

Esto sucederá un día en Moscú
cuando abandone la ciudad para siempre
y me precipite hacia el puerto deseado
dejando entre ustedes apenas mi sombra.


Fragmento

Me pareció que las llamas de tus ojos
volarían conmigo hasta el alba.
No pude entender el color
de tus ojos extraños.

Todo alrededor palpitaba
nunca supe si eras mi enemigo, o mi amigo,
y si ahora era invierno o verano.

21 de junio de 1959 Moscú

Versión de Jorge Bustamante García




La tierra natal

No la llevamos en oscuros amuletos,
ni escribimos arrebatados suspiros sobre ella,
no perturba nuestro amargo sueño,
ni nos parece el paraíso prometido.

En nuestra alma no la convertimos
en objeto que se compra o se vende.
Por ella, enfermos, indigentes, errantes
ni siquiera la recordamos.

Si, para nosotros es tierra en los zapatos.
Si, para nosotros es piedra entre los dientes.
Y molemos, arrancamos, aplastamos,
esa tierra que con nada se mezcla.
Pero en ella yacemos y somos ella,
y por eso, dichosos, la llamamos nuestra.

Versión de María Fernanda Palacio


Para muchos

Soy vuestra voz, calor de vuestro aliento,
el reflejo de todos vuestros rostros,
es inútil el batir del ala inútil:
Estaré con vosotros hasta el mismo final.

Y por eso me amáis ávidamente,
con todos mis pecados y flaquezas,
y por eso me entregasteis sin mirar
al mejor de todos vuestros hijos,
y por eso no me preguntasteis
por ese hijo ni una sola vez,
y llenásteis con el humo de alabanzas
mi casa ya vacía para siempre.

Y dicen que  más estrechamente ya no es posible unirse
y que más irreversiblemente ya no se puede amar...
como la sombra quiere separarse del cuerpo,
como la carne quiere separarse del alma,
así deseo yo que me olvidéis vosotros.

Versión de María Teresa León







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