jueves, 14 de noviembre de 2013

PELLICER


                                                       CARLOS PELLICER
                                                              MEXICO
                                                              1897-1977

Esta barca sin remos es la mía

Esta barca sin remos es la mía.
Al viento, al viento, al viento solamente
le ha entregado su rumbo,
su indolente desolación de estéril lejanía.

Todo ha perdido ya su jerarquía.
Estoy lleno de nada y bajo el puente
tan solo el lodazal, la malviviente ruina del agua
y de su platería.

Todos se van o vienen. Yo me quedo
a lo que dé el perder valor y miedo.
¡Al viento, al viento, a lo que el viento quiera!

Un mar sin honra y sin piratería,
excelsitudes de un azul cualquiera
y esta barca sin remos que es la mía.



Tema para un nocturno

Cuando hayan salido del reloj todas las hormigas
y se abra -por fin- la puerta de la soledad,
la muerte
ya no me encontrará.
Me buscará entre los árboles,
enloquecidos por el silencio de una cosa tras otra.
No me hallará en la altiplanicie deshilada
sintiéndola en la fuente de una rosa.

Estoy partiendo el fruto del insomnio
con la mano acuchillada por el azar.
Y la casa está abierta de tal modo,
que la muerte ya no me encontrará.

Y ha de buscarme sobre los árboles y entre las nubes,
¡fruto y color la voz encenderá!
y no puedo esperarla: tengo cita con la vida
a las luces de un cantar.

Se oyen pasos -¿muy lejos?-
todavía hay tiempo de escapar.
Para subir la noche sus luceros
un hondo son de sombras cayó sobre el mar.

Ya la sangre contra el corazón se estrella.
Anochece tan claro que me puedo desnudar,
así cuando la muerte venga a buscarme
mi ropa solamente encontrará.

Carlos Pellicer
México







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