domingo, 16 de junio de 2013

ESCRITOS DE MATÍAS FABÍAN RODRIGUEZ


AMARILLO DORADO

Este maldito hedor a mediocridad
del cual se impregna todo lo que escribo.
Mis juicios, predecibles todos,
no puedo escapar de mi.

Esta jaula de carne me oprime
se enredan sus huesos fríos en mi alma.

¿Escribiré de la belleza o el dolor?
¿separaré lo bueno de lo malo?
Tan breve membrana los aparta
tan vacuos y adoctrinados mis pensamientos.

Y es ta grande este mar de nada
aunque me apresuro, me da alcance,
con sus grandes olas me derriba,
me ahoga en la media sonrisa,
me asfixia en una lágrima.

Tengo la boca llena de arena,
arena de un amarillo dorado,
que no es oro.
Amarillo dorado que aborrezco.



LA FUNCIÓN

Como vieron que el vulgo se dispersaba en ensoñaciones de dignidad, murmurando frases, tales como, " no hay culpa", "somos libres" y otras similares. Reunieronse los del consejo enzarzándose en fuerte discusión, a efectos de solucionar tan evidente desastre, temerosos de perder privilegios, respeto y temor que albergaba la plebe hacia las autoridades e instituciones.
Mucho trabajo, esfuerzo y dedicación hubieron empleado sus antecesores en grabar las conciencias de los primeros colonos de aquella población.

De las muchas deliberaciones, argumentos y retóricas, surgió una idea que al parecer de todos fue la más brillante. Conociendo "Ellos", que el pueblo era dado a festejar y a darse en festejos, en los cuales diversos escritores, pintores, poetas, bailarines, entretenían no con poco éxito a gran parte del mundo civilizado gozando algunos, de gran fama y renombre.

Estos últimos serían la llave, la pieza fundamental para ejecutar tan feliz idea. La cual consistían en representar colosal espectáculo que incluyera todas las artes conocidas, la vida y obra de un individuo que había vivido y muerto pregonando la filosofía de que después de esta vida, nos esperaba otra eterna y gloriosa, si lográbamos como mínimo ser buenos y obedientes en esta.

Como éste encontrara la muerte pocos días atrás por diversos malentendidos, despertando gran admiración entre la gente, contándose por centenares sus seguidores y simpatizantes, seducidos por la idea de que una vez abandonado este mundo pasarían a engrosar el celestial, donde por fin, el hambre, la guerra y la soledad desaparecerían para siempre, siendo ellos almas eternas rodeadas de amigos y familiares que ya hubieren pasado por esta suerte.

Además podrían sin ningún gasto adicional disfrutar de una vista panorámica del tormento y humillación para aquellos cuya vida frívola y disipada impidiera abrazar la fe y "EL ORDEN".
Acordaron entonces publicar edictos y proclamar en la plaza mayor el espectáculo en cuestión, poniendo manos a la obra en la confección del guion  ya que a su juicio deberían modificar algunas frases que el occiso repitiera y repitiera  en vida.

Estando todo preparado, con gran expectación de artistas y público, se ordenó hacer desaparecer el cadáver del susodicho.
Acercándose para tal fin dos mayordomos de absoluta confianza del consejo. Consternados estos encontraron vacía la cueva que hiciera de tumba donde debiera estar el cuerpo, en la cabecera del lecho, escrito en perfecto arameo, se leía "la función debe continuar".

MATIAS FABÍAN RODRIGUEZ
España. 


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