domingo, 23 de junio de 2013

BAUDELAIRE


                                             CHARLES PIERRE BAUDELAIRE
                                                                FRANCIA
                                                                1821-1867


EL ALBATROS

Por distraerse, aveces, suelen los marineros
dar caza a los albatros, grandes aves del mar,
que siguen, indolentes compañeros de viaje,
al navío surcando los amargos abismos.

Apenas los arrojan sobre las tablas húmedas,
estos reyes celestes, torpes y avergonzados,
dejan penosamente arrastrando las alas,
sus grandes alas blancas semejantes a remos.

Este alado viajero, ¡qué inútil y qué debil!
Él, otrora tan bello, ¡qué feo y qué grotesco!
¡Éste quema su pico, sádico, con la pipa,
 aquel, mima cojeando al planeador inválido!

El Poeta es igual a este señor del nublo,
que habita la tormenta y ríe del ballestero.
Exiliado en la tierra, sufriendo el griterío,
sus alas de gigante le impiden caminar.


TRISTEZAS DE LA LUNA


Esta noche la luna sueña con más pereza,
cual si fuera una bella hundida entre cojines
que acaricia con mano discreta y ligerísima,
antes de adormecerse, el contorno del seno.

Sobre el dorso de seda de deslizantes nubes,
moribunda, se entrega a prolongados éxtasis,
y pasea su mirada sobre visiones blancas,
que ascienden al azul igual que floraciones.

Cuando sobre este globo, con languidez ociosa,
ella deja rodar una furtiva lágrima,
un piadoso poeta, enemigo del sueño,

de su mano en el hueco, coge la fría gota
como un fragmento de ópalo de irisados reflejos.
Y la guarda en su pecho, lejos del sol voraz.




EL ALMA DEL VINO


Cantó una noche el alma del vino en las botellas:
"¡Hombre, elevo hacia ti, caro desesperado,
desde mi vítrea cárcel y mis lacres bermejos,
un cántico fraterno y colmado de luz

Sé cómo es necesario, en la ardiente colina,
penar y sudar bajo un sol abrasador,
para engendrar mi vida y para darme el alma;
más no seré contigo ingrato o criminal.

Disfruto de un placer inmenso cuando caigo
en la boca del hombre al que agota el trabajo,
y su cálido pecho es dulce sepultura
que me complace más que mis frescas bodegas.

¿Escuchas resonar los cantos del domingo
y gorjear la esperanza de mi jadeante seno?
De codos en la mesa y con desnudos brazos
cantarás mis loores y feliz de hallarás;

Encenderé los ojos de tu mujer dichosa;
devolveré a tu hijo su fuerza y sus colores,
siendo para ese frágil atleta de la vida,
el aceite que pule del luchador los músculos.

Y he de caer en ti, vegetal ambrosía,
raro grano que arroja el sembrador eterno,
porque de nuestro amor nazca la poesía
que hacia Dios se alzará como una rara flor!"


EL ENEMIGO

Mi juventud no fue sino oscura tormenta
que rara vez el sol cortó con luz brillante,
trueno y lluvia ejercieron tan repetida afrenta
que en mi jardín no existen los frutos incitantes.

Yo que toqué el otoño del pensamiento azadas
tendré que usar, rastrillos y palas poderosas,
para juntar de nuevo las tierras inundadas
donde los agujeros son grandes como fosas.

Quién sabe si las nuevas flores que yo he soñado
encontrarán en este territorio lavado
el místico alimento que las vaya elevando!

Oh dolor de dolor! Corre el tiempo, la vida,
y el oscuro enemigo que nos va desangrando
crece y se fortifica con la sangre perdida!

(Versión de Pablo Neruda)


                                                                                           Charles Baudelaire
                                                                                                             Francia






 





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