lunes, 6 de enero de 2014

EL INVITADO: FLAVIO CRESCENZI. POETA


Flavio Crescenzi nace en Córdoba, Argentina en el año 1973.

Es docente, poeta y ensayista. Ha dictado cursos y seminarios de literatura, coordinado talleres de escritura creativa y cursos de apreciación literaria.

Participó en las Jornadas de Poesía para Docentes organizada por la Asociación de Poetas Argentinos en el año 2006.
En el año 2009 hizo parte de las mesas redondas acerca de la Literatura de Vanguardia en Latino América, encuentro que tuvo lugar en el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca, México.

Publicaciones:
Por todo sol, la sed. Ediciones El Tranvía. 2000
La gratitud de la amenaza. Ediciones El Tranvía. 2001
Íngrimo e insular. Ediciones El Tranvía. 2005
La ciudad con Laura. Sediento editores. 2012.


                                           POEMAS DE FLAVIO CRESCENZI

Arte poética 

                                                            Escribir, pintar, hacer arte es sorprender 
                                                           la cosa en su momento metafórico. 
                                                                                                   Francisco Umbral 

Este puño de oleos y tijeras
esta tinta de hambrunas transformada
el gozo estrellándose en el lienzo como una gran prudencia
se agitan frente al aire y aire azul son en su idioma
porque la lengua es ya palabra que mancha sus raíces

de ser cierto el ojo y su arrebato
el mundo sería un mantel de furias o dinteles
piedra inacabada que habremos de esculpir en los follajes
con una ausencia de aves provisoria
hasta que nos llueva un puente de azúcar o silencio

en en lo blanco en donde el papel se abriga
se asoma mercenario del alba con sus frases
como un dilema de astucias entrando en su coherencia
y una música de ámbar o cuchillos
a punto de confesarnos en ciernes su bravura

mirar la tarde de la letra en su apogeo
tardes de niños pecosos y en polainas
dándome ya un bullicio pueril de arroyo intacto
miel que se me antoja un suave aroma
para que el color adquiera su forma verbal definitiva.

Balada para lo que sí vuelve

Todo en vos suena a futuro. Lo dicen mis brazos que se extienden, lo dice el viento en su sentencia, lo claman las campanas de un templo que se hunde. No sé tu voz ni tus recelos, no sé si hay huesos en los guantes, pero ya me han brotado mares de los ojos y un pez enorme se ha comido mi orgullo en dos mordiscos. Hay un revés de sombras en mi boca, ya se las escucha volver a sus corrales, tienen miedo de nosotros cuando tejemos brumas polvorientas, miel de estambre, pájaros que explotan de funestos perdiendo su gordura. Sobran las palabras, falta un cuerpo; sobran los cuerpos, falta un grito. Me he puesto pestañas de aluminio para que el sol no me enceguezca, me he puesto tu recuerdo de risas como líneas, toda eras de vidrio si tu palabra me marcaba, toda de una dulzura añeja y conocida. Sobran las palabras, falta un cuerpo; sobran los cuerpos, falta un grito. Tu rostro es un palacio del que debo rescatarte, las nubes se enciman como heraldos y cambiarán este buen clima. Ya piafan los caballos su coz de siete trinos y no hay relincho que quepa en un anzuelo. Sos la hermosura que viene a hacer justicia en un desierto de morsas que se expande, sos la hermosura y ya no importa. Sobran las palabras, falta un cuerpo; sobran los cuerpos, falta un grito. Me encadenaré a tu alma bulliciosa como un preso a la piedra que lo guía, me haré tu sombra compañera por los próximos eclipses, por los próximos fulgores y te haré saber de dónde hemos venido y hacia dónde vamos para amarnos. Que nos teman los cuervos pendencieros, que nos tema la estéril vanidad de los narcisos, que nos teman, vida mía, que nos teman. Sobran las palabras, falta un cuerpo; sobran los cuerpos, falta un grito. Un huracán guarda su semilla dentro tuyo, yo recogeré toda cosecha.

Retorno

Entre temblores, entre dulces espesuras
urgida de vaivenes y mareos
de hilos que atan lo inefable
volviendo al filo de tu voz que se proyecta
hilo a filo de seda o alfil triste
fijando un punto de mármol en el cielo
moviendo el tiempo de tus besos a mi carne
Así volviste

Mirando el negrísimo mar que ya se enarca
con un desdén de luna forajida
con un relieve de arena en cada mano
jinete o montura de tu cuello
público templo que en soledad se arriesga
a la faena de ser alma en voz que trina
a recuperar sus propias odiseas
Así volviste

Siendo rumor de lo que fuiste entre mis brazos
sabor de almíbar en mi lengua
página erguida que busca su palabra
y es más palabra azul que tanta búsqueda
con ojos entregados al asombro
con esos ojos que hablan cuando besan
pan para mi hambre remotísima
Así volviste

Y volviste sin nunca haberte ido
con eso de fragancias o de postales que tienen los regresos
con tímidos anhelos de gloria en los bolsillos
un sol en cada dedo y un milagro
cuerpo que pasa silbando mi nombre más secreto
tren que hace escala en todas mis certezas
y en cada una suben más con su gran carga
llena de mi para llenarme.
Así volviste.

Flavio Crescenzi 
Córdoba, Argentina









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