sábado, 25 de enero de 2014

CHARRY LARA


                                                 FERNANDO CHARRY LARA
                                                             COLOMBIA
                                                              1920-2004

Jardín nocturno

La mancha del cielo azul, sombras de árboles,
sombras de nubes,
y alrededor muros, ruinas, piedras que en el silencio
son fríos, si la mano, si el pensamiento las roza.
De noche, retraído y apasionado,
contemplar desde allí lo lejano.
Olvidado de sí, hambriento del mundo,
vagar entre luces, ciudades, veranos.
Mas luego como cuando uno, sin saberlo,
extiende por mares su corazón
y regresa al solo sitio en que sueña:
ha pasado
el tiempo, y sin embargo
está el fulgor lunar sobre la vida.
Así ilumina,
así entristece viril
al hombre la soledad de su delirio.

De Los adioses
1963


Llegar en silencio

Despierto en la noche lleno de palabras,
como envuelta entre las llamas de la música
se levanta una casa en la distancia.
Un perfume hay, un valle de silencio,
un lento roce o beso se aproximan, callando,
si llega el delirio, el fulgor solitario del insomnio.

Quiero entonces una silenciosa figura humana,
quiero un rostro hasta mí llegar, quedarse lento,
quiero unas manos, un pecho, unos devoradores labios,
todo lo que un nocturno cuerpo nos entrega.

Hasta mi habitación podría llegar
con un paso de ola o lenta nave,
prolongado el deseo,
espina de las noches.

Extendería entre los terciopelos húmedos de los besos
sus cálidos brazos,
hasta no ser sino un cuerpo
abandonado calladamente sobre otro.

Hasta morir así, hasta juntar los labios,
los pasos,
que con los pasos míos
recorren, como también el viento de la noche,
desiertos corredores donde se oye llorar
el escondido amor entre las sombras.

Olvido

                                                         Los días que uno tras otro son la vida
                                                                                              Aurelio Arturo

La trémula sombra ya te cubre.
Sólo existe el olvido,
desnudo,
frío corazón deshabitado.
Y ya nada son en ti las horas
las taciturnas horas que son tu vida.
Ni siquiera como ceniza oculta que trajeran
los transparentes silencios de un recuerdo.
Nada. Ni el crepúsculo te envuelve,
ni la tarde te llena de viajes,
ni la noche conmueve
tu obstinada nostalgia del amor,
cuando una tácita doncella surge de la sombra.
Oh corazón, cielo deshabitado de los sueños.

Fernando Charry Lara
Colombia

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