lunes, 9 de febrero de 2015

LA INVITADA: JOY MORENO COY. POETA


Joy Moreno Coy, La Dorada, Caldas, Colombia.
Docente, ha sido facilitadora en Programas de Inclusión dirigidos a población vulnerable, actualmente se desempeña como Consultora Socio Ambiental.

Su incursión en la poesía se lleva a cabo a través de su vinculación a la Casa de la Cultura de Facatativá siendo integrante del Coro Polifónico.

Participó en el Segundo Encuentro Internacional de Escritores de Facatativá.
En el Encuentro de Mujeres Poetas Colombianas en Rodanillo, Valle del Cauca.
Ha participado en varios encuentros y tertulias literarias dentro y fuera de la ciudad de Bogotá.

Su temática es La Naturaleza, La Madre Tierra, El Dolor, El amor, La Humanidad.
Poemas suyos han sido incluidos en varias ediciones del Boletín Literario Mal de Ojo.


                                                        POEMAS DE JOY MORENO

Lamento

Llora el viento en la alborada,
inundado de estampidas venenosas;
suspira el árbol de la reserva,
cada vez son menos sus hermanos.

Gime la corteza mutilada,
sin piedad su vestidura es rota;
lamenta la roca su dureza,
sufre día en día fracturas nuevas.

Agoniza débil la cascada,
inconscientes disminuyen su caudal;
fenecen extenuados los sonidos del arroyo,
expira al ver sus vientres esparcidos.

Animales en luto permanente,
impotentes al asalto de sus nidos;
desplazados por antrópicas misiones
sus crías arrancadas del hogar nativo.

Huyen asustados roedores y reptiles,
del vil devastador de sus guaridas;
sofoca sus cirios el águila real,
por no ver su paraíso destruido.

Vuela mariposa prevenida,
ya no hay néctar en la flor de su jardín;
muere lentamente la Natura
ante abusos de despojo humano.

Dolencia

Me duele la ciudad encadenada,
los grillos de soledad y de tristeza;
duele la carencia no expresada,
los vacíos vientres transferidos.

Me duele el techo que no abriga,
como el lecho que no da descanso;
duele el traje que no quita el frío,
y el plato que con amargura sacia.

Me duele la ceguera del vidente,
como la sordera del que no quiere oír;
duelen las palabras sepultadas,
los gritos ahogados en la garganta.

Me duele la rigidez de los brazos caídos,
labios y manos que no besan ni acarician;
duelen los pasos tras huellas sin sentido,
las rodillas dobladas ante el carnicero.

Me duele el poema y el canto silenciado,
la risa fingida, sonrisa apagada;
duele el imperioso llanto reprimido,
la ilusión enclavada y el sueño inmolado.

Me duele el conocimiento no compartido,
la ignorancia que anula oportunidades;
duele el poder tergiversado,
la arrogancia que despoja potenciales.

Me duelen los ideales exterminados,
la voluntad sumisa y la acción secuestrada;
duelen los barrotes y los muros de oro,
las alas cortadas y los pies esquilados.

Me duele la iniciativa adormecida,
la creatividad enterrada y la esperanza perdida;
duele la equidad aprisionada,
el derecho, el deleite vulnerados.

Me duelen las profundas heridas no sanadas,
la indiferencia de quien puede o quiere, pero no;
duele el oprimido y el que oprime,
como el miedo de perder, de cambiar y de vivir.

Me duelen las renuentes ataduras invisibles
que se niegan a soltar y liberar las coloridas aves;
duele el desamor, el grave desconsuelo,
eternidad de mi silente grito y tu figura ausente.

Joy Moreno 
Colombia


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