domingo, 28 de abril de 2013
MÉNDEZ
MIGUEL MÉNDEZ CAMACHO
COLOMBIA
1942
MIGUEL
Treinta años de amistad
y mucha vida que nos hemos dado.
él su nariz, su nombre,
un ademán prestado de su infancia
un gesto que copié de su tristeza
y su vejez que me estará esperando.
Yo la risa que falta
a su antigua alegría
los mismos sueños que no pudo soñar
las aventuras que quizá no tuvo.
Esto para decir que bien se puede
entenderse con él y hablar conmigo
o al revés si prefieren:
juzgarlo por los versos que yo escribo.
Sucede que de tanta amistad
ya no sabemos si mi padre soy yo
porque ignoramos
quién tiene más edad
y menos muerte encima.
LUCRECIA
Mi madre nunca tiene en mis poemas
un lugar muy exacto
siempre está dando vueltas
huyendo y regresando
aquí y allá
de la vigilia al alba
limpiando y remendando mis palabras
como si fuera oficio de la casa.
ESCRITO EN LA ESPALDA DE UN ÁRBOL
No recuerdo si el árbol daba frutos
o sombra,
sólo sé que dio pájaros.
Que era el centro del patio
y de la infancia.
Que en la madera fácil
tallé tu nombre encima
de un corazón flechado.
Y no recuerdo más:
tanto subió tu nombre con el árbol
que pudiste escaparte
en la primera cosecha que dio pájaros.
Miguel Méndez Camacho
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