martes, 23 de abril de 2013
CARRERA
MARGARITA CARRERA
GUATEMALA
1929
CANTO A LA ESCOBA
Me gusta la escoba
en la soledad de mis manos
en su silencioso barrer de muerte
en su ocultarse
-cual niña solitaria-
tras la puerta dormida.
si.
Me gusta la escoba
en canto de limpieza
por su pelo entretejido
su cuerpo de espiga
y porque, loca
va siempre
patas arriba.
NUEVA YORK
La ciudad estaba allí
monstruosa y gigante,
desnuda en su piedra fría.
Toqué con mis lirios
su insondable aliento.
Nada.Nadie.
Volaban las almas
en su torbellino de dolares
y el tiempo
-centavo descalzo-
se desgranaba
en sangre suicida.
Nueva York distante y dura
Central Park
rascacielos
y profunda soledad.
EL NIÑO
A pedazos van cayendo
los terrones angustiados
del tiempo.
Afuera: el niño.
El pantalón roto
y el verdor pestilente.
Pájaros negros
-despiadados-
siguen su vuelo.
Él está solo
sin un ángel y sin un sueño.
Impasible. Inmóvil.
Sus ojos en la lejanía
miden su hambre.
A lo lejos: esplendor.
cohetes a la luna
astronautas.
Siglo veinte.
Pero él
-solo-
Con el tiempo
a sus pies
cual perro dormido.
Margarita Carrera.
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