El banquito de la sal
Déjame sentarme aquí, ancianita,
si vienen por tu sal estaré tejiendo
destilando lágrimas en la sombra.
Ellas buscan la sal desesperadamente
para preservar la carne de los muertos
y colgarla a la entrada de sus casas.
Ellas buscan la sal, no saben llorar,
ellas buscan la carne que otros cazaron,
ellas no saben el arte de la flecha.
Ellas son carroñeras pero tienen perros,
no es para cazar ciervos,
es para cazarte a ti.
Gabriela Santa Arciniegas
Colombia
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