MARIO BENEDETTI
URUGUAY
1920-2009
ÁNGELUS
Quién me iba a decir que el destino era esto
Ver la lluvia a través de letras invertidas,
un paredón con manchas que parecen prohombres,
el techo de los ómnibus brillantes como peces
y esa melancolía que impregna las bocinas.
Aquí no hay cielo,
aquí no hay horizonte.
Hay una mesa grande para todos los brazos
y una silla que gira cuando quiero escaparme.
Otro día se acaba y el destino era esto.
Es raro que u no tenga tiempo de verse triste:
Siempre suena una orden, un teléfono, un timbre,
y claro, está prohibido llorar sobre los libros
porque no queda bien que la tinta se corra.
AUSENCIA
El niño que no vino
tiene los labios fuertes,
tiene las manos tiernas,
el alma como nube.
No es nadie,
es sólo un niño.
Saca viejas monedas
del bolsillo de Dios.
Se parece a la madre,
su misma risa ancha,
su corazón a saltos.
Juega con los silencios
y con ellos hace otros silencios
y se aburre.
El niño que no vino
no viene
porque cree
que todo el que aquí nace
no se muere después.
Mario Benedetti
Gracias por traer al grande de Benedetti.
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