martes, 8 de octubre de 2013
POEMAS DE ALEXANDER BUITRAGO BOLIVAR
Cuadernos destruidos
Acá me sangran los dedos
con sólo extraer estas palabras de su sitio.
Las pulo bajo el silencio puro,
roca dura
y deforme.
Una cadena arrastro cuando escribo,
cuando cavo entre las palabras de la mina.
El rostro se me tizna de oscuros adjetivos
y visto del color de los presentimientos.
De tanto picar esta música incrustada y deforme
mis manos son un mapa sangriento.
Mi cuerpo se dobla por el peso del silencio
donde socavo la fuerza.
La lluvia rompe mis zapatos con su furia.
Y hasta el aire no es sino una mínima derrota,
una mínima derrota arrendada
y un pequeño olvido prestado.
Llueve mientras escribo encadenado al aire obrero,
mientras un tren espera en este renglón
a sus pasajeros vestidos de recuerdos.
Poema ganador de La memoria de nuestros pueblos
Homenaje a los estudiantes caídos en soledad
El viejo
Tú, viejo querido,
inclinado sobre el río,
con la punta de una rama
escribes sobre el agua.
Estación de invierno
Como en esos tiempos en que inadvertida,
ardía en la estación de invierno
envuelta en un manto de luz;
en esta ciudad llena de calles y plazas,
en la que su amante con ella camina
y en verano no teme besarla;
la lluvia viste su mejor traje de invierno
y cuando pasa plateada como los astros,
disemina gotitas de luz.
Náufrago
Emerjo de las intranquilas
sábanas,
blancas olas sordas.
A salvo,
me aferro a mi almohada.
No sé ni quién soy
esta mañana.
El Minotauro
No me preocupa el viento,
ni el sol ni el agua.
No duermo,
no envejezco.
Mía es la inmortalidad
aunque no sea dios
ni viva en el Olimpo.
He memorizado cada ángulo,
cada esquina en este laberinto.
Conozco todas las sendas,
me son íntimos todos los muros.
Yo,
asesino de mi propio asesino,
bebo su sangre
y olvido su rostro.
Alexander Buitrago Bolivar
Bogotá
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